martes, 25 de agosto de 2009

Encuentro

Gotas de lluvia golpeaban parsimoniosamente la delgada ventana de cristal, él estaba mirando la pasiva lluvia sin prestarle atención. Tenía otras cosas en mente, pero en realidad de todas esas cosas solo una predominaba en su mente: su novia. ¿Hace cuánto que la perdió? Dos semanas mínimo. Estaba complemente seguro que jamás lo volvería a ver, que ella escapó de sus manos...ahora los dos estaban en dos mundos muy opuestos. Él atado a esta vida, sin apatía de nada. Aglomeradas memorias fluían por su melancólica mente, todas ellas recuerdos de su amor. Podía ver claramente como ambos se tomaban de las manos y giraban sin parar en el jardín trasero de la casa, riéndose de la hermosura de la vida sin importarles que sus vestimentas su humedecían por torrente lluvia. Lluvia, lluvia, lluvia, era como si Dios comprendiese su inmenso dolor y llorará a la par de él.Se paseaba como un zombie por su casa, no comía, mucho menos dormía. No descansaba en paz. Ella se fue para siempre y no estaba segura de volverla a ver.Todo fue por culpa de ese accidente automóvilistico donde la muerte no tardaría en aparecer y se encargaría de separarlos. De aspecto jovial y alegre se transformó en un taciturno y macilento muchacho de 20 años. Hablando de edad, ¿cuánto perduró su amor por ella? Solo 5 años de asombrosa felicidad. Él solo esperaba el momento de reunirse con su amor, mientras permanecía en el rincón oscuro de su habitación, viendo como las gotas de lluvia agolpaban la ventana, tratando de consolar una alma quebrada.Se despertó súbitamente, era como si todo hubiese sido un sueño o una pesadilla. Se sobresaltó al ver las agujas insertadas en su brazo. Movía los ojos recuperando poco a poco la visión. Estaba en una habitación bien iluminada, todo de blanco. Se percató que estaba tendida en una cama. Se trataba de un cuarto de hospital y ella estaba recuperándose paulatinamente.Un flash la iluminó repentinamente, una cruda escena de un choque automovilístico donde ella logró salir con vida, más no así alguien más, pero no lo recuerda porque ese ensordecedor estallido retumbó en sus tímpanos. Había alguien sentado en el volante, solo una difusa silueta apareció sin poder recordar. Solo ese mortal estallido donde el conductor no sobrevivió...¿quién era?Lanzó un grito al recordarlo todo: se trataba de él, de su amor quien pereció en el fatal accidente. Inútilmente lo llamaba por su nombre como si gritando haría hacerlo volver. Al escuchar los sollozos y gritos de inmediato acudieron las enfermeras. Mientras ella estaba en shock las enfermeras la ayudaron a tranquilizarla con una inyección. Ella no quería y se decidió debatir por no ser inyectada, solo quería que su amado volviese, aún la escena del estallido del auto se manifestaba vivamente en sus ojos. Finalmente la aguja atravesó la piel del brazo y ella se sumió en un trance, cayendo letargada. Antes de cerrar los ojos, si su mente no le estaba engañando, vio un joven parado en la puerta de cuarto. La miraba con tristeza ¡era él, había regresado! Volvió a nombrarlo y se sumió en las profundidades del sueño. Al día siguiente se encontraba despierta en compañía de su angustiada madre. Ella no hablaba, solo mantenía la vista al techo sin platicar con nadie. El amor de su vida se fue para siempre, y ella lo estaba esperando. No permitía que le dieran de comer, las noches se volvían largas al no dormir ¿Cuándo vendría él? Sin él no era nada, solo una mancha en el vacío. Después de tres días la muerte vino por ella, fue una muerte deseada: morir sin darse cuenta mientras reposaba en la cama, posteriormente un desborde de lágrimas anunciaron su partida al más allá. Una melancólica madre se hallaba en su casa, limpiando y viendo el altar que preparó para su recién y fallecido hijo. Contempló la foto donde sale abrazando a la chica de sus sueños, a su amor. No soportó más y se dirigió a la parte trasera de su casa, mientras aseguraba que la presencia de su hijo estaba en la casa, no le importaba que la llamará su propia familia loca al mencionar incontables veces que sentía a su hijo en el hogar. Solo se ganaba el escepticismo de todos acompañadas de explicaciones lógicas y científicas. La adolecida madre no prestaba atención ante esos comentarios. No sabía explicar si existía un más allá, pero nadie en el mundo le quitaría esa idea de la cabeza de que su hijo permanecía en el hogar, como esperando a alguien. La lluvia la distrajo un poco y miró por la ventana que del al jardín trasero, junto al bebedero de aves vio como dos siluetas se formaban lentamente hasta adquirir la forma de su hijo y de la novia. Sensación de paz y tranquilidad transmitían aquella pareja. Al parecer la muerte no separa todo, ellos lograron unirse de nuevo. Como en aquellos días donde la vida los recibía, de nueva cuenta se cogieron de las manos y se abrazaron mutuamente, un cálido beso los hizo compartir sus sensaciones alocadas de un insólito amor. La luna iluminaba aquella escena. Estaban de nuevo juntos.La madre solo se limitó a soltar escasas lágrimas, pero no de tristeza sino de bienestar al presenciar el encuentro de dos almas unidas. Al fin su hijo descansaría en paz en compañía de aquella persona que le demostró la felicidad oculta de la vida.

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